viernes, 1 de febrero de 2013

ESTO YE LO QU'HAI GÜEI (01/02/2013 )


Crítica Literaria: Un mundo feliz (sin Cascos)

La novela anticipa el desarrollo de la partitocracia PPSOE, la corrupción sistémica de las instituciones y correspondiente creación de una casta privilegiada que, combinadas, cambian radicalmente la sociedad. El mundo aquí descrito podría ser una utopía, aunque irónica y ambigua: la casta enriquecida es desenfadada, saludable y avanzada tecnológicamente. La crítica y el debate parlamentario han sido erradicados, y todos parecen permanentemente felices. Sin embargo, la ironía es que todas estas cosas se han alcanzado tras eliminar o reducir muchas otras: el presupuesto regional, el bien común, la honestidad, la diversidad de opinión, la prensa libre, el orgullo de país, la industria, el empleo, la sanidad, la educación y la asistencia social.

Los dos personajes principales presentan puntos de vista opuestos de esta sociedad. Cherines es la perfecta ciudadana, feliz y "neumática", conforme con su comportamiento, cumpliendo su función en la sociedad, que se relaciona con cuantos corruptos le sea posible, pero bastante incapaz de ejercer su libertad de pensamiento; ella no reconoce su amor por el "Salvaje Cascos", como un conflicto emocional con su acondicionamiento.

Por oposición, Javier Fernández tiene algo del forastero, se cree intelectualmente más listo que los demás (socialista-plus) -su inteligencia hace que no responda al condicionamiento- pero políticamente es más pequeño que el socialista promedio, se enfrenta (o al menos cree enfrentarse) a problemas sociales incluyendo la displicencia con que lo tratan otros dirigentes de su casta (Areces, Trevín, Sariego, Kiko Jesús el de Cudillero, Vigón, sindicaleros varios, etc.) y sufre de falta de respeto por parte de los excluidos de la casta. Como resultado, se ha convertido en un inadaptado social, avergonzado cuando trata de propiciar citas con sabios y/o expertos afines a la casta, desinteresado por su país, prefiere ser miserable que tomar soma,  aunque ya la haya ingerido en el pasado. El comportamiento inaceptable de Fernández lo mete en problemas con su jefe Rajoy, el Director del Laboratorio de incubación y Acondicionamiento. Sin embargo, Fernández obtiene permiso para visitar la Reserva Salvaje de Asturias, donde lleva a Cherines.

La segunda mitad de la novela comienza con la visita a la Reserva. Es aquí donde se presenta el otro protagonista principal de la novela. Cascos el Salvaje es el resultado de un error accidental del método reproductivo de la casta. Él creció con el estilo de vida de la tribu de los astures. Sin embargo, también recibe la influencia de la educación que le dio  el descubrimiento de las obras de Gaspar Melchor de Jovellanos. El choque cultural que resulta cuando el "salvaje" es llevado a la sociedad del "Mundo Feliz", provee un conducto para que el lector compare los valores de la casta con los de Cascos, y señala los mayores defectos de la sociedad del Mundo Feliz.

El punto clave de carácter moral del libro gira alrededor de dos problemas diametralmente opuestos. El primero, y el más obvio, es que para asegurar una felicidad continua de la casta, la sociedad debe ser manipulada, la libertad de elección y expresión se debe reducir, y se ha de inhibir el ejercicio intelectual y la expresión parlamentaria. Los ciudadanos no se sublevan, pero Cascos el Salvaje  considera que este status quo es artificial y "sin alma".

El segundo problema presentado en la novela es que la libertad de elección, la eliminación de la corrupción y la búsqueda de ideas para recuperar el orgullo de país, resultan en la ausencia de la felicidad de la casta, que se niega a perder sus privilegios en beneficio del resto de la sociedad. 





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