El “Comité de sabios” de Javier
Fernández propone su inmediata destitución y la convocatoria de nuevas
elecciones
27/12/2012 14:27 (CET)
MERKEL-TREFE
OVIEDO.- Nuevo y sonado traspiés del gobierno del
Principado: la pueril apuesta por dotar a su presidente, D. Javier Fernández,
de un consejo asesor de su persona y circunstancias, colisiona frontalmente con
el rechazo del propio Comité a servir de cortina de humo de las
responsabilidades que en lo sucesivo se deriven tanto de casi dos décadas de
gobierno socialista al amparo del PP, IU y "stakeholders" (ya saben,
FADE, sindicatos, “La
Nueva Escaspa ”, APSA, Igrafo, Natalio Grueso.., en fin, esas
cosas.); como de la ruina inducida por despidos y recortes al servicio de la
deuda oculta gentilmente endosada a los asturianos, mayormente, por el
ex-presidente Areces y el partido de Fernández, la FSA.
Efectivamente, el borrador del primer informe
evacuado por el Comité, y al que este medio ha tenido acceso por un error del
cartero (por lo demás del todo punto disculpable en estas tan etílicas fechas),
reivindica precisamente la condición de sabios de sus miembros para no
involucrarse personal o colectivamente en decisiones absurdas e injustas,
escándalos societarios y financieros, exacciones indiscriminadas de fondos
públicos, cobros de comisiones, prevaricaciones y pufos varios.
Argumentan los sabios en tal escrito que si ni la FSA al completo, su marca “B”
(IU), su marca “C” (UPYD), sus socios del PP, UGT-CC OO, la Universidad de Oviedo,
el Consejo Económico y Social del Principado, millares de funcionarios amigos,
miríadas de asesores pagados, la
RTPA , el diario “La Nueva Escaspa ”, la “Plataforma Amigos de Riopedre”
o el Grupo “Yo Apoyo Centro Niemeyer”, admiten un ápice de responsabilidad en
la ruina de Asturias, como tampoco son capaces, a lo que parece, de mejorar la
imagen pública de Fernández siquiera en cuanto a capacidades cognitivas y
lingüísticas se refiere, deducen los sabios que o bien se pretende que sobre su
Comité recaiga aquella responsabilidad en el primer caso; o bien se les
considera directamente tontos al encomendarles un imposible en el segundo.
Precisando sus razonamientos al socaire del método
hipotético-deductivo, los sabios encuentran que:
Fases del método
hipotético-deductivo
- Observación: Asturias está en la ruina
- Planteamiento de hipótesis: El presidente Fernández es
inane y no va a cambiar
- Deducciones de conclusiones a partir de conocimientos
previos:
Nos están metiendo en un marrón
- Verificación: Anda ya, que se quede uno menos listo a comprobarlo, que yo soy muy sabio y lo soy por algo, no te jode.
De manera más cualitativa, apreciaron los genios que
superponer estructuras hueras y alegales a las instituciones democráticas, a la
manera de infames matrioskas o muñecas
rusas, sólo puede obedecer a la distracción, tanto del ciudadano como de fondos
públicos, y además en Asturias es tan viejo como redundante, con la
“concertación social” como más execrable exponente.
Incluso los próceres se avinieron a exponer algún
ejemplo práctico accesible al escaso nivel mental que consideran innato en los
asturianos: “Alguien nos puede decir que el rollo de siempre, el de la
innovación y el conocimiento, los servicios socioculturales, los clusters, las
sinergias y otros cuatro palabros vacíos procedentes de la planificación estratégica, han contribuido
efectivamente al desarrollo de altos cargos socialistas a través de, por
ejemplo, “La Productora ”
y otros engendros, pero no al de Asturias, más bien al contrario… y la cosa ya
huele”.
Presos de su
inmenso altruismo, los sabios superan en su borrador la identificación de
disfunciones para alcanzar, en su docta creatividad, las cimas de la
proposición de soluciones. De esta manera, formulan con arrojo unas medidas tan
imprescindibles como inteligentes: la destitución inmediata del presidente por
escasa autoestima (hacia sí mismo y/o hacía ellos), a la que seguiría la convocatoria
de unas elecciones sin fraude, como medio este último de restringir más rápido la
corrupción que lastra el desarrollo de Asturias.
Por último,
los sabios ornamentaron su genial disertación desde la consideración de que
unas medidas tan evidentes no hayan sido discernidas, empero, por un intelecto
tan privilegiado, en su sabiduría, como
el de Ignacio Prendes y su complejo de asesores. Los sabios saben mucho, ho!
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