Cáncer de estómago
Mientras el Principado y el diario La Nueva España se aplican como tienen por norma a minimizar, acotar, circunscribir la muerte a una minúscula proporción de ciudadanía y de territorio, puntualizando además “que en 2016 ninguna estación de control de la red oficial, incluida la de la Avenida de la Argentina, superó los máximos legales de contaminación” http://www.lne.es/gijon/2017/01/30/zona-contaminada-gijon-carreno-22000/2049451.html la prensa nacional (El Confidencial) descubre con la contundencia y sinceridad inherentes a una sencilla prospección estadística algo que resultó evidente para quien no tiene nada de qué avergonzarse: “Entre 2009 y 2014, los municipios asturianos han sido con diferencia los más presentes entre las diez primeras localidades españolas con mayor tasa de defunción por cáncer de pulmón por cada 100.000 habitantes, según se desprende de la información facilitada por el Instituto Nacional de Estadística (INE). http://www.elconfidencial.com/espana/2017-01-29/cancer-pulmon-contaminacion-espana-salud-ciudades-mortalidad-datos-ine-aviles-asturias_1322095/
La evidencia de los números se corresponde con la de los hechos, donde la responsabilidad criminal de la sobremortalidad por contaminación atmosférica corresponde a los gobiernos autonómicos socialistas, ya fuera por dejación de funciones de protección y control o por la plausible adulteración del proceso de concesión de las Autorización Ambientales Integradas (AAI) en tanto que resoluciones “por las que se permite, a los solos efectos de la protección del medio ambiente y de la salud de las personas, explotar la totalidad o parte de una instalación, bajo determinadas condiciones” (artículo 3 de la Ley 16/2002 (Ley IPPC), del 1 de julio).
Habida cuenta por lo demás de que el análisis se refiere exclusivamente al de pulmón y no al resto de cánceres, así como el descalabro general que en todos los órdenes han supuesto para la ciudadanía las administraciones socialistas (corrupción, paro, emigración, deuda, desfalcos, recortes, etc.), no se columbran tan siquiera las dimensiones de los estómagos de tales “autoridades” y “medios de comunicación”; esos botiellos agradecidos que con tanta desfachatez les permiten advertir su propia cara en el espejo, o por la calle la de los asturianos que todos los días entierran a sus seres queridos víctimas del cáncer inducido…por la codicia. Qué asco.
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