Quo vadis, Foro Asturias?
Ante la indiferencia de la
sociedad asturiana en general, muchísimo más interesada cuando lo está en lo
que pueda devenir de la llegada de Podemos a las instituciones e instancias
autonómicas y municipales, viene desarrollándose desde las elecciones de mayo
en el seno de Foro Asturias un proceso beligerante determinado tanto por sus
nefastos resultados en cuanto a representación en la Junta General (donde se
perdieron más del 75% de los votos respecto al 2011 y más del 35% respecto al
2012), y casi aún más en cuanto a representación municipal (carecer de
concejales en los ayuntamientos de Oviedo y Avilés supone un incuestionable
fracaso de proporciones inéditas).
Este proceso opone, con las
salvedades, matizaciones y otras hierbas que se quieran –que se aceptan- al
fundador y líder del partido D. Francisco Álvarez-Cascos con quien fuera uno de
sus más destacados colaboradores D. Juan Vega, dirimiéndose en última instancia
el mantenimiento en cada caso y circunstancia de la estrategia política del
primero como de la subordinación correspondiente del resto del partido, frente
a quienes abogan por otra estrategia que no dependa en cada caso y
circunstancia de las opiniones y prejuicios de Francisco Álvarez-Cascos, lo que
podría lograrse a juicio de Juan Vega mediante la democratización y
normalización interna que supondría la celebración de uno o varios congresos.
Mucho se ha menospreciado y
reprochado a la sociedad asturiana en materia de participación política, pero
sin embargo esta hace gala una y otra vez, a tenor de los distintos comicios
electorales, de un sentido común sin fisuras por el que elude responder al
toque de rebato de quien resulta obvio que carece de capacidad alguna en cuanto
a proveer a la defensa del peligro que dice tratar de conjurar: ni votándole el
100% de los asturianos podría Álvarez-Cascos alterar disposición comunitaria
alguna en el ámbito europeo ó reducir la tasa del IVA en el nacional, por poner
sendos ejemplos chuscos pero reales.
La negativa sistemática a aceptar
esta simple pero tozuda realidad, ubica paradójicamente a Álvarez-Cascos entre
los partidos y representantes políticos más dañinos, inductores de la crisis
general que padecemos, para quienes la
representación pública no constituye si no la exacción de fondos públicos mediante
la negación a la sociedad de la realidad más evidente –estamos en la ruina- ,
participándole en cambio de un “futuro mejor”, que siempre está por llegar, al
tiempo que rehúyen cualquier tipo de responsabilidad aún habiendo estampado
durante décadas su firma en los documentos confiscatorios correspondientes.
Negar la
realidad no es si no lo que vienen haciendo en Asturias personajes como José
Ángel Fernández Villa, quien destruyó la minería a base de “salvarla”
reiteradamente, Vicente Álvarez Areces al relativizar estafa tras estafa, desde
la Laboral
hasta el Musel pasando por el Hospital, el caso “Marea”, el Niemeyer y tantas
otras, ridiculizando incluso la emigración de sus conciudadanos; como por su
parte hizo Gabino de Lorenzo convenciendo por ejemplo al personal de que un
pequeño chalet puede llegar a costar varias decenas de millones de euros, como
en su día hizo y hace Antonio Ramón María Trevín Lombán glosando muy
seriamente los beneficios aparejados a la paralización de la Variante de Pajares o de la Autovía del Cantábrico.
Inopinadamente
Álvarez-Cascos no se desmarca abiertamente de esta ubicación, de esta ahora nítida
percepción social, recurriendo a lo que él mismo manifestaba en 2011 tener
capacidad y voluntad de realizar: proveer en el ámbito regional a la
regeneración política y administrativa, lo que a día de hoy ineludiblemente exige
–aunque sólo sea porque ya lo han hecho otros- trascender del discurso al
posicionamiento inequívoco e incontrovertible de la denuncia ante la justicia de las exacciones más
escandalosas y perjudiciales: los casos
“Musel” y “Calatrava”, entre otros.
Si Foro
Asturias carece de virtualidad alguna en los ámbitos europeo, nacional y
regional ¿Qué sentido tiene? En lo sucesivo no puede pedir el voto al electorado en aras de ese “futuro
mejor”, que siempre está por llegar y que niega la realidad de la ausencia por
su parte de denuncias efectivas; para eso ya estaban, están y estarán otros,
por lo que el personalismo de Álvarez-Cascos sólo puede conducir, lo está
haciendo ya desde 2012, a la
irrelevancia de su formación.
Ante el
improbable hecho de que Álvarez-Cascos vaya a variar su equivocada estrategia
formando parte de la solución y no del problema, lo que por el momento no ha
hecho, se impone pues superar su personalismo mediante la realización de los
congresos que demanda con más criterio que nadie, dados sus esfuerzos en pro de
Asturias y del partido, Juan Vega. Lo contrario supondría la inexorable
desaparición de Foro Asturias por abandono de su electorado y/o integración en
otras fuerzas políticas, ya sean nuevas o las de siempre.